miércoles, 17 de noviembre de 2021

dispuesta

me caería en tus ojos
que como cascadas
tiran de mí hacia
el profundo abismo de tu pupila.

me perdería contando tus pecas,
negativo de las estrellas
sobre tu blanca piel
e igualmente infinitas.

me derretiría bajo tus dedos
asiendo mis nervios como riendas
desde la cima de mi cadera
hasta cada recodo, cada esquina.

domingo, 10 de mayo de 2020

hay canciones que se me deshacen en la boca.
que, amargas, recuerdan al dulzor de un pasado
en el que sólo te veo a ti.
que reavivan un sentimiento que, poco a poco,
se ha ido atenuando.
rasgueos de una guitarra que son una mezcla
de tren bañado en sol,
de sofá ardiendo en velas,
de paseos de la mano.

lunes, 20 de abril de 2020

del camino a verte

nunca pensé que esos paisajes que dibujaba, distraída, desde el cercanías que rara vez cogía, serían lo que más desearía ver ahora.
qué ideales se me hacían, la ciudad cambiante que dejaba atrás, y los campos verdes, brillantes bajo el sol, que me avisaban de que llegaba. el río, tras la valla de diamantes, parecía brillar con luz propia, tanto que me hacía cerrar los ojos y sonreír, pues aunque no podía verla, sabía que tenía la estación delante.
¿cuánto tiempo estaría esperando hoy a que llegara a recogerme? me reía sola. daba igual. estaba allí, por fin.
qué desapacible se volvía, en cambio, ese mismo paisaje en el camino de vuelta, dejando atrás tus brazos. solía estar oscuro, y podía ver mi reflejo triste devolviéndome la mirada desde la ventana, vacía; si no lo estaba, el verde ya no parecía tan brillante, el vaivén del tren ya no era placentero. la silueta de los edificios, desdibujada en luz, supuraba desencanto, y según pasaban estaciones, imaginaba cuándo volvería a coger el tren en la dirección adecuada.
cuándo no haría falta volver.

sábado, 18 de abril de 2020

creo que esas canciones me recordaban tanto a ti que no podían no gustarme. eran como algo más que te perteneciese, algo tan intrínseco a tu persona como tu olor, como tu risa, como esa mirada que tanto podía llegar a transmitir, como tus sudaderas o tus abrazos.
esas canciones me erizan la piel y me retumban en el pecho; lo hacían antes y lo hacen ahora. Lo harán siempre.
cada una una entraña un recuerdo, desbloquea un momento al que vuelvo como si hubiese sido ayer. como si fuese a ser mañana. por eso a veces me cuesta escucharlas. pero, cuando lo hago, la emoción colapsa mis entrañas y la melancolía se manifiesta en forma de sonrisa sincera y ojos tristes. Pero es que el ritmo acelerado de mi corazón me hace feliz aunque lo cause algo que mi cerebro ya entiende como triste. es que mi corazón no sólo bombea sangre; transporta todas esas cosas que, como tu música, son tuyas: tu olor, tu sonrisa, tus colores, tu mirada... Tú.

viernes, 28 de febrero de 2020

rugby ix

respira hondo, isa. lo necesitas.
me palpita el corazón a mil por hora. cada partido un poquito más fuerte. la visión del central cada vez más cerca me nubla la mirada; me tiembla el cuerpo: algo dentro de mi pecho vibra con demasiada fuerza.
no me puedo estar quieta. yo de por sí nerviosa, hiperactiva: el rugby me lo potencia.
el rugby y todo lo que este conlleva: el equipo, sus colores, y toda la gente que lo forma.
por cada una de ellas, porque este equipo es puro corazón, porque con actitud, esfuerzo y compromiso podemos llegar al fin del mundo, mano a mano, ensayo a ensayo, tabla a tabla.
pienso en mañana y solo pienso en que quiero dejarme el alma en el campo, no quedarme con ganas,
llorar de la alegría o de la rabia, pero sentir.
sentir que lo he dado todo, que no me he dejado ni un trocito de corazón sin usar.
mañana (o, de nuevo, ya hoy) va a ser un día bonito.