viernes, 28 de febrero de 2020

rugby ix

respira hondo, isa. lo necesitas.
me palpita el corazón a mil por hora. cada partido un poquito más fuerte. la visión del central cada vez más cerca me nubla la mirada; me tiembla el cuerpo: algo dentro de mi pecho vibra con demasiada fuerza.
no me puedo estar quieta. yo de por sí nerviosa, hiperactiva: el rugby me lo potencia.
el rugby y todo lo que este conlleva: el equipo, sus colores, y toda la gente que lo forma.
por cada una de ellas, porque este equipo es puro corazón, porque con actitud, esfuerzo y compromiso podemos llegar al fin del mundo, mano a mano, ensayo a ensayo, tabla a tabla.
pienso en mañana y solo pienso en que quiero dejarme el alma en el campo, no quedarme con ganas,
llorar de la alegría o de la rabia, pero sentir.
sentir que lo he dado todo, que no me he dejado ni un trocito de corazón sin usar.
mañana (o, de nuevo, ya hoy) va a ser un día bonito.

domingo, 16 de febrero de 2020

rugby viii

segunda vez que no puedo acabar un partido. frustración y rabia; intentar contener las lágrimas, tarea complicada, no por el dolor del hombro sino por el abrazo de quienes me recogían y que de la mano me llevaban. me sentía acogida, pero desalmada. no poder seguir peleando me deshacía, siendo quien era el rival a quien nos enfrentábamos. pero desde la banda también se vivía, el clamor en el pecho por todas las que estaban dentro, por la lucha desenfrenada. aguantando como titanes, hasta el final, cuando parecía que nos ganaban, pero resistir y cantar victoria y poder descansar, llorar, abrazar y asimilar la situación. vaya sensación me recorría mientras clamábamos el equipo que representamos, los colores que llevamos en el corazón. aplicamos la máxima que siempre nos repetimos: 'familia que lucha unida, permanece unida', y lo logramos.
nada más que añadir, tan solo que ojalá hubieses estado ahí. eché en falta tu abrazo.

viernes, 14 de febrero de 2020

rugby vii: estoy muy rosa

mañana, bueno, ya hoy, día de san valentín, tenemos derbi. día triste y emocionante donde los haya. nervios, nervios, nervios, pero de los buenos, de los que agitan el pecho y no encogen el estómago. cerrar los ojos y ver el juego, todo lo que pueda pasar, las emociones que vaya a sentir, la incertidumbre: late raudo el corazón, como preparándose para lo que viene, como si se estuviera preparando para mañana. ¿ensayaré? quién sabe. espero al menos, hacer un placaje bien. meterme a un ruck de cabeza, sin esperar a que llegue otra. correr un poquito, que eso se me da bien.
mañana, al despertarme nerviosa, cuando el pensamiento del partido invada mi mente al abrir los ojos, te veré. te veré como te veo siempre, con el filtro de la melancolía; teñido de rosa, claro.
te veré donde no estés, donde no te vean. porque estás ahí, donde desearía verte.
san valentín, corazón a flor de piel, y encima rugby, que no es menos.
menos mal que me gusta la intensidad, porque si no todo este sentir me iba a llevar por el camino de la amargura.
menos mal que estás al otro lado leyéndome.
menos mal que tengo todo un equipo (una familia) en quien apoyarme.

martes, 4 de febrero de 2020

yo te dejo las palabras

yo te dejo las palabras
como migas.
como pedazos
de ti y de mí
esparcidos
por el camino
que te vas haciendo
tú,
tú, infinita,
que vas llenando y
embelleciendo
espacios,
todos los caminos
van a ti.
migas,
recuerdos atrapados
entre versos
que endulzan
la travesía
en la que
te embarcas.
migas
que son
combustible,
que avivan la llama,
la mantienen encendida.
desprenderme de ellas
no disminuye mi querencia,
mas que tú las tengas:
que de la semilla que planto
un árbol crezca,
que en tu alma persista
lo que la mía no deja,
el corazón me llena.
migas
para que
encuentres
el camino de vuelta.