domingo, 10 de mayo de 2020

hay canciones que se me deshacen en la boca.
que, amargas, recuerdan al dulzor de un pasado
en el que sólo te veo a ti.
que reavivan un sentimiento que, poco a poco,
se ha ido atenuando.
rasgueos de una guitarra que son una mezcla
de tren bañado en sol,
de sofá ardiendo en velas,
de paseos de la mano.

lunes, 20 de abril de 2020

del camino a verte

nunca pensé que esos paisajes que dibujaba, distraída, desde el cercanías que rara vez cogía, serían lo que más desearía ver ahora.
qué ideales se me hacían, la ciudad cambiante que dejaba atrás, y los campos verdes, brillantes bajo el sol, que me avisaban de que llegaba. el río, tras la valla de diamantes, parecía brillar con luz propia, tanto que me hacía cerrar los ojos y sonreír, pues aunque no podía verla, sabía que tenía la estación delante.
¿cuánto tiempo estaría esperando hoy a que llegara a recogerme? me reía sola. daba igual. estaba allí, por fin.
qué desapacible se volvía, en cambio, ese mismo paisaje en el camino de vuelta, dejando atrás tus brazos. solía estar oscuro, y podía ver mi reflejo triste devolviéndome la mirada desde la ventana, vacía; si no lo estaba, el verde ya no parecía tan brillante, el vaivén del tren ya no era placentero. la silueta de los edificios, desdibujada en luz, supuraba desencanto, y según pasaban estaciones, imaginaba cuándo volvería a coger el tren en la dirección adecuada.
cuándo no haría falta volver.

sábado, 18 de abril de 2020

creo que esas canciones me recordaban tanto a ti que no podían no gustarme. eran como algo más que te perteneciese, algo tan intrínseco a tu persona como tu olor, como tu risa, como esa mirada que tanto podía llegar a transmitir, como tus sudaderas o tus abrazos.
esas canciones me erizan la piel y me retumban en el pecho; lo hacían antes y lo hacen ahora. Lo harán siempre.
cada una una entraña un recuerdo, desbloquea un momento al que vuelvo como si hubiese sido ayer. como si fuese a ser mañana. por eso a veces me cuesta escucharlas. pero, cuando lo hago, la emoción colapsa mis entrañas y la melancolía se manifiesta en forma de sonrisa sincera y ojos tristes. Pero es que el ritmo acelerado de mi corazón me hace feliz aunque lo cause algo que mi cerebro ya entiende como triste. es que mi corazón no sólo bombea sangre; transporta todas esas cosas que, como tu música, son tuyas: tu olor, tu sonrisa, tus colores, tu mirada... Tú.

viernes, 28 de febrero de 2020

rugby ix

respira hondo, isa. lo necesitas.
me palpita el corazón a mil por hora. cada partido un poquito más fuerte. la visión del central cada vez más cerca me nubla la mirada; me tiembla el cuerpo: algo dentro de mi pecho vibra con demasiada fuerza.
no me puedo estar quieta. yo de por sí nerviosa, hiperactiva: el rugby me lo potencia.
el rugby y todo lo que este conlleva: el equipo, sus colores, y toda la gente que lo forma.
por cada una de ellas, porque este equipo es puro corazón, porque con actitud, esfuerzo y compromiso podemos llegar al fin del mundo, mano a mano, ensayo a ensayo, tabla a tabla.
pienso en mañana y solo pienso en que quiero dejarme el alma en el campo, no quedarme con ganas,
llorar de la alegría o de la rabia, pero sentir.
sentir que lo he dado todo, que no me he dejado ni un trocito de corazón sin usar.
mañana (o, de nuevo, ya hoy) va a ser un día bonito.

domingo, 16 de febrero de 2020

rugby viii

segunda vez que no puedo acabar un partido. frustración y rabia; intentar contener las lágrimas, tarea complicada, no por el dolor del hombro sino por el abrazo de quienes me recogían y que de la mano me llevaban. me sentía acogida, pero desalmada. no poder seguir peleando me deshacía, siendo quien era el rival a quien nos enfrentábamos. pero desde la banda también se vivía, el clamor en el pecho por todas las que estaban dentro, por la lucha desenfrenada. aguantando como titanes, hasta el final, cuando parecía que nos ganaban, pero resistir y cantar victoria y poder descansar, llorar, abrazar y asimilar la situación. vaya sensación me recorría mientras clamábamos el equipo que representamos, los colores que llevamos en el corazón. aplicamos la máxima que siempre nos repetimos: 'familia que lucha unida, permanece unida', y lo logramos.
nada más que añadir, tan solo que ojalá hubieses estado ahí. eché en falta tu abrazo.

viernes, 14 de febrero de 2020

rugby vii: estoy muy rosa

mañana, bueno, ya hoy, día de san valentín, tenemos derbi. día triste y emocionante donde los haya. nervios, nervios, nervios, pero de los buenos, de los que agitan el pecho y no encogen el estómago. cerrar los ojos y ver el juego, todo lo que pueda pasar, las emociones que vaya a sentir, la incertidumbre: late raudo el corazón, como preparándose para lo que viene, como si se estuviera preparando para mañana. ¿ensayaré? quién sabe. espero al menos, hacer un placaje bien. meterme a un ruck de cabeza, sin esperar a que llegue otra. correr un poquito, que eso se me da bien.
mañana, al despertarme nerviosa, cuando el pensamiento del partido invada mi mente al abrir los ojos, te veré. te veré como te veo siempre, con el filtro de la melancolía; teñido de rosa, claro.
te veré donde no estés, donde no te vean. porque estás ahí, donde desearía verte.
san valentín, corazón a flor de piel, y encima rugby, que no es menos.
menos mal que me gusta la intensidad, porque si no todo este sentir me iba a llevar por el camino de la amargura.
menos mal que estás al otro lado leyéndome.
menos mal que tengo todo un equipo (una familia) en quien apoyarme.

martes, 4 de febrero de 2020

yo te dejo las palabras

yo te dejo las palabras
como migas.
como pedazos
de ti y de mí
esparcidos
por el camino
que te vas haciendo
tú,
tú, infinita,
que vas llenando y
embelleciendo
espacios,
todos los caminos
van a ti.
migas,
recuerdos atrapados
entre versos
que endulzan
la travesía
en la que
te embarcas.
migas
que son
combustible,
que avivan la llama,
la mantienen encendida.
desprenderme de ellas
no disminuye mi querencia,
mas que tú las tengas:
que de la semilla que planto
un árbol crezca,
que en tu alma persista
lo que la mía no deja,
el corazón me llena.
migas
para que
encuentres
el camino de vuelta.

domingo, 19 de enero de 2020

verte, pensarte

te veo en fotos
y sonrío de oreja a oreja
al pensarte,
pero no eres tú
a quien miro,
pues no hay cámara
que capte
el brillo de tu mirada,
el castaño de tu iris,
chispa dorada y ámbar;
el contraste
entre tu forma de mirar
y la luz que se pierde
entre tus pestañas;
cómo tus ojos reflejan
todos los colores,
esos con los que me ves,
mirándote,
embelesada;
cómo se rasgan
cuando una sonrisa
enternece tus labios,
y cómo desaparecen
cuando te ríes
a carcajadas.
ni tu melena de leona
por la que se deshace
la plata,
ni tu nariz dos veces
cincelada,
como esculpida
en mármol,
como de marfil tallada,
ni toda tu belleza
desde cualquier ángulo
apreciada.
que donde de verdad te veo
bien representada
es en el recuerdo,
donde escucho tu risa,
donde se calienta mi alma,
donde, sonriente, tu luz brilla,
donde, en tus brazos, me calmas.

sábado, 18 de enero de 2020

detalles

el día se ha despertado gris.
te lo dije: te llevas contigo el sol.
la calidez, el color.
que tú me verás
en todos los colores,
pero yo te veo
en todos los detalles,
en los rayos de luz
que atraviesan los cristales,
en lo verde de los árboles,
en su contorno negro
sobre el horizonte rojo sangre;
en el rubor dorado
que a cierta hora otorga el sol
y que rebota en edificios,
en rostros, en ojos,
que embellece todo,
que pasa a través de la contaminación;
que te veo en los pañuelos
de los que te hacías cargo,
en mochilas caídas,
en el efímero tacto
de un balón de rugby
que vuela entre mis manos,
en los porros que, a mi
alrededor, se están pasando,
en el café, italiano o americano,
tostado o torrefacto,
en el chocolate negro,
en las bolsas de palomitas,
en las secuencias y planos
de cualquier película,
en A Single Man y en Into the Wild,
en los anuncios de musicales
en las marquesinas,
en los teatros de gran vía,
en el nocturno que lleva a mi casa,
en mi calle vacía
a estas horas de la madrugada,
en recuerdos en espejos, de miradas,
en casas de okupas
y en bares de tapas,
en la llama de las velas que
en tus ojos arde en la distancia,
en suspiros de gente que pasa,
en despedidas, aunque
ninguna tan amarga,
en las calles por las que salgo a correr,
en estaciones, en vías de tren,
en chamartín,
en atocha,
en Sol;
que te veo en la música,
en las cuerdas de la guitarra,
en arpegios y acordes,
en mi voz desgarrada,
o dulce, tierna,
en las canciones que te cantaba,
en las que me recomendabas,
y en las que escuchaba contigo
que me encantan y me parecen tan raras,
en mi corazón latiendo raudo,
como cuando me besabas,
y que, condicionada,
relaciono ahora con tu mirada.
en la risa, que tanto me provocabas,
en una sonrisa, perpetua en mi cara
si delante de mí estabas,
en chaquetas antiguas,
en tiendas de malasaña,
en pivotes sobre los que me estabilizaba,
en adoquines con los que me tropezaba;
que te veo en la poesía,
en cada poema de pedro salinas,
entre sus versos reflejada,
en las frases que subrayo,
que te encuentro de los libros
que me leo entre las páginas.
en las escaleras de mármol,
en el pelo mojado,
en gente dándose la mano,
en gotas de lluvia
como lágrimas por el cristal rodando,
como si me viese en un espejo,
como si te estuviesen llorando,
en las nubes que tapan el sol
como si te estuviesen esperando.
demasiados pretéritos
y la tristeza en presente.
que donde duele inspira,
pero la felicidad de recordarte
está en los detalles.

pobre corazón

me noto el corazón latiendo
sin llevarme la mano al pecho.
que no sé si eres tú
o la cafeína que llevo en el cuerpo.
que sin quererlo tiemblo,
y me enfrío por dentro
si te pienso.
que se me empapan los ojos
si te recuerdo.

miércoles, 15 de enero de 2020

colores

me gusta recorrer
el camino
para llegar al puerto.
despacito,
disfrutando el paseo.
terreno suave,
tierno,
de senderos
cubierto,
con ligeros accidentes
que lo hacen
más intenso.
antes de ver el mar,
se escucha,
y desde una pequeña
cumbre, se baja
como a un valle
entre montañas.
cuánto más se disfruta
el recorrido,
más se encuentra uno
el mar embravecido.
me acerco,
con cuidado,
acariciando el agua
para probarla;
estremecerme
y que se estremezca,
como si perturbara
su ya lejana
calma.
me sumerjo
y buceo
en busca de un barco,
de un velero,
de un transatlántico
que abra
los mares,
que empuje
las olas
que rompen
en la orilla
y tensan
la tierra,
que se retuerce
como si
un terremoto
la recorriese.
qué gusto
las estelas
que el barco deja,
levantando
la mirada
para verlas
y encontrarme
entre calas y paisajes
de ensueño,
lejos,
muy lejos,
donde
los pájaros
cantan,
donde se
tranquilizan
las aguas,
donde la tierra
se para.
donde, feliz,
descanso.
donde, al fin,
descansas.

viernes, 10 de enero de 2020

fatídico timing

no veo necesario
ponerle nombre a esto:
hemos sido,
fuimos,
seremos.
así, tan especiales
que no nos hace falta etiqueta.
tan fugaces
que duele ponérsela.
tan inefables
que no hay palabra
que describa
lo que nuestros ojos
expresan,
lo que el alma
implora,
lo que el corazón
desea.
tan increíbles
que la situación nos supera.
qué azaroso el tiempo
que nos sitúa
en este momento
para que nos sintamos,
nos rocemos,
pero no podamos
tocarnos
ni perdernos
de la mano
por el espacio.
vaya momento para cruzarnos.

miércoles, 8 de enero de 2020

según se acerca
el día de tu partida
cada vez me da
más pena pensarte,
aunque la misma alegría:
melancolía.

lunes, 6 de enero de 2020

¿quién?

a la hoguera
de las velas
me emborracho
de tu risa
y no me canso
de escucharla,
¿quién
lo haría?
quién
de ver
la luna llena
se hartaría,
de ver el sol
caer y
arrastrar
por el cielo
su color;
de las
estrellas fugaces
que como haces
resplandecen
y complacen,
¿quién
se quejaría?
tan solo
alguien
que no supiera
apreciarte,
que no te
adoraría.

(en mi opinión, un necio)

miércoles, 1 de enero de 2020

eres luz

ojalá poder observarte siempre bajo la luz del sol,
irradiando alegría y paz.
te cantaría una canción cada día
y te escribiría un poema cada noche
si así consiguiera mantener esa sonrisa en tu rostro,
que se ilumina ante la felicidad de tu alma.

ojalá poder observarte siempre bajo la luz del sol,
y ver brillar esos ojos,
más bellos cuanto más feliz te siento.
susurrarte canciones al oído,
y recorrer tu rostro con mis dedos,
como para memorizar cada detalle,
y no olvidarte.

ojalá poder observarte siempre bajo la luz del sol,
que ha sido hecha para ti,
pues a nadie le sienta mejor
esa calidez que luego tú desprendes.
¿no serás tú, acaso, la razón
de su salida,
y cuando marches, la razón
de su partida?

me iluminas.